Cuidado Marxista escribiendo.

viernes, 3 de mayo de 2013

Magnalf y Gandeto


En el universo existen varias fuerzas que mantienen la coherencia y la cohesión de las diferentes partes que lo componen. Podríamos detenernos, por ejemplo, en las fuerzas de origen electromagnético. Hubo un ser que pudo controlarlas, al punto de tener la capacidad de hacer cantar flor a un cristiano, simplemente atrayendo todo el hierro (Fe) de su sangre. Magneto es un personaje fundamental en la popular historia de Marvel: los X-Men sin Magneto son como un Señor de los Anillos sin el viejo Gandalf.
Precisamente Gandalf, el gris (y luego blanco) mago errante de la Trilogía° de JRR Tolkien es un maestro en el arte de controlar algunas fuerzas esenciales de la natura. Sus colegas Radagast (el pardo) y Saruman (el blanco, pastelero, alcahuete de Sauron, fabricante de Uruk Hai'ses) no se quedaban atrás a la hora de manejar fuerzas elementales, como las bien conocidas fuerzas nucleares (débil y fuerte) y la conocida y nunca bien ponderada fuerza gravitacional (vease Bosón de Higgs).
Magnetismo y Magia, Magia y Magnetismo, imanes y hocus pocus (abracadavra).
Ahora bien, la pregunta tras todo esta información invaluable es: ¿Qué consecuencias acarrea, a nivel sociocultural, que la imagen de Magneto coincida con la de Gandalf? En otros términos ¿Que virus, bacteria, lacra subrepticia es generada en el abdomen del inconsciente colectivo que nos amuchumbra, al ver que gandalf y magneto son el mismo viejo puto?
Sin lugar a dudas habrá que profundizar estadísticamente en este sentido. Los sinuosos caminos que toma la cultura, obstaculizada por el bombardeo de imágenes baladíes de los medios, son insondables. No hay sociólogo que lo tenga claro: Pierre Bourdieu no habla de Gandalf, Basil Bernstein no teoriza sobre Magneto. Tampoco los filósofos hincaron diente en este análisis: Kinkegaard no se detuvo en las diferencias entre los magos de Tolkien, Ni Bertrand Russell escribió ensayos sobre la grotesca hegemonía del control de fuerzas elementales que tienen los homosexuales en las películas.
Si debo aportar algo a este entuerto es que ya hubo otros actores y otras películas de El Señor de los Anillos, antes de la de Peter Jackson (Y su pésimo casting -Aragorn es argentino°°, no hay más que agregar). La de éste último (Peter) no va a ser la última versión, esperemos. Asimismo, habrá otros X-Men holográficos, con un Magneto bien machito, doblando el fierro de un farol al sur de Buenos Aires en otoño (de Piazzolla, no de Vivaldi). Habrá, si dios quiere (y la virgen se deja) versiones mejores que las que hay hoy, eso nos salvará de esta crisis terrible de que Magneto sea Gandalf y viceversa. La cultura de hoy es la cultura de Gandeto y Magnalf y nuestros niños no ven la diferencia abismal que debe haber entre estos dos, que hoy son uno.



Pite Cantropus

Notas:

° Gandalf aparece no solo en la mencionada trilogía, sino también en otras historias del autor, como “El hobbit”, recientemente estrenada en Hollywood.
°° Las consecuencias socioculturales y políticas de que Aragorn sea argentino, exceden sobremanera el cometido de esta publicación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario